Además del título del cuento -y del libro-, «Geografías» es un juego inventado por Roberto y Bernardo, dos amigos uruguayos exiliados en París: cada uno debe recordar algo de Montevideo -un edificio, un teatro, un árbol, un pájaro, una actriz, un café, un político proscripto, un general retirado, una panadería-, y el otro debe describir ese algo, «para de algún modo convencerse de que no se está quedando sin paisaje, sin gente, sin cielo, sin país». 1 En una terracita de un bar de París, se acuerdan y se preguntan sobre el nombre del café que había en Rivera y Comercio, cuántas puertas tiene la tribuna Colombes del Centenario, o el destino final de una línea de ómnibus. Todo va bien, hasta que uno hace «una pregunta muy rebuscada, casi fraudulenta, sobre no sé qué detalle de la pata delantera del caballo en el monumento al Gaucho.» 2
Publicado en 1984, Geografías es un contrapunto entre relatos y poemas, que navega por los temas habituales de toda la obra de Mario. Tal vez pueda ser definido como el último libro del exilio y el primero del desexilio, o casi mejor, como una mezcla y transición entre ambos períodos, donde no faltan ni el dolor ni la esperanza. El libro está dedicado a Líber Seregni, liberado de largos años de prisión política en marzo de ese mismo año, «en general y en particular». Se publicó por primera vez México y España, donde vuelve a editarse sucesivamente en los años siguientes. En 1990 aparece en Uruguay, y unos años más tarde en Argentina y Chile.
Durante los años del exilio, entre todos los sentimientos y sensaciones que Mario experimentaba, la memoria de la ciudad hacía fuerza por expresarse, por salir. Así, entre la nostalgia y la tristeza por la lejanía, el dolor por las atrocidades de la dictadura, los encuentros con montevideanos y uruguayos desparramados por el mundo y la tarea del aquel presente, había que rebuscárselas para viajar hasta Montevideo, aunque más no fuera con la imaginación, y de ese modo mantenerla viva en la memoria, y mantenerse vivo uno mismo.
El juego «Geografías», uno de los motivos del cuento homónimo, no fue sólo una ficción: «Jugábamos a las geografías, después de tantos años ausentes... ¿qué pasaba con tal café, con tal esquina, tal teatro? Y cotejábamos a veces los recuerdos y diferían los recuerdos... en la memoria de cada uno había imágenes distintas aunque fuera la misma cosa... son las discriminaciones que hace la memoria... luego llegaba el momento de cotejarlas con algo, documentarlas para ver quién era el que había ganado en la fidelidad del recuerdo. Eso está en el origen del cuento “Geografías”, que luego se vuelve más dramático por la muchacha que viene de Montevideo...».