Mario escribió dos poesías a las que tituló «Piernas». Una de ellas hace referencia a una carrera de atletismo que ganó en su juventud: los ochocientos metros llanos que corrió en la Plaza de Deportes Nº 1, cuando estaba en La Aguada. Dicha hazaña es recordada con nostalgia, cuando las del título ya acusan el paso del tiempo, en la primera estrofa de ese poema:
Después de un paréntesis de ocho años sin publicar poesía, y habiendo atravesado ya la barrera de los ochenta años, Mario publica El mundo que respiro, un título que, conociendo algo de su vida, no deja de llevarnos irónicamente a su asma. Otro libro dedicado a Luz, como muchos, pero esta vez «cincuenta y cinco años después». La savia de esta nueva entrega es la poesía misma, más allá de los temas habituales, tratados ahora con la modestia, la suavidad y la sabiduría que dan los años. Mario asegura que, con suerte y con amores, se aprende; que debe cuidarse ese gajo de corazón que no traiciona; que no queda tiempo para el odio; que no hay que desperdiciar la risa; que hay que afinar el oído cuando se cruza el mar para escuchar ese piano salvado del naufragio. El libro consta de tres secciones, cada una epigrafiada con citas de tres de sus escritores preferidos: Miguel Hernández, Elías Canetti y Juan Gelman. Se editó por primera vez en 2001, en Argentina, Colombia, España y México, y años adelante se realizaron sucesivas ediciones.
1- El mundo que respiro, pág. 144En este capítulo de La borra del café, Claudio narra sucesos de su vida cotidiana, algunas anécdotas que nos acercan a otros personajes de la novela y recuerdos de su adolescencia, donde se entremezclan vivencias personales de Mario:
La borra del café es, en palabras del propio Mario, una de sus mejores novelas: «Es la única que en algún sentido es autobiográfica. O que por lo menos lo es en el envase, pues el protagonista es totalmente inventado pero vive en los barrios donde yo viví. Capurro -uno de los más queridos-, Malvín, Punta Carretas.» Fue publicada en Montevideo (1992), Buenos Aires y México (1993), Madrid (1996) y Barcelona (2000), y traducida al alemán (1994), al checo (2000), y al portugués (1998).
1- La borra del café, pág. 54