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Mirador panorámico
Intendencia de Montevideo

La mirada de Mario

Mirador Panorámico Intendencia de Montevideo

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PALACIO MUNICIPAL 18 de Julio esquina Ejido.

Sede de la Intendencia de Montevideo, órgano ejecutivo del Gobierno Departamental. Comenzada su construcción en 1935, recién pudo ser habilitado parcialmente en 1941. Con posterioridad fueron construidas la explanada, las alas laterales y el subsuelo. En la explanada hay una copia de la estatua «El David», de Miguel Ángel Buonarotti. En el atrio del edificio se realizan exposiciones artísticas, artesanales así como variadas expresiones culturales. Es sede además del Museo de Historia del Arte (MuHAr) y del Archivo Fotográfico departamental.

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ANDAMIOS

Según el propio Mario, en la novela cada capítulo es un andamio, una de esas estructuras adicionales que se emplean cuando se construye -o reconstruye-, una casa. En el andamio -o capítulo, como se prefiera- 61, Javier sigue reencontrándose con su mundo personal, y dentro de él, con los lazos afectivos que lo componen. La relación con su madre Nieves -como la llama desde niño-, es especial, y el capítulo permite leer una charla franca, sincera, donde se reconocen el uno al otro, blanquean hechos ocultos, dolorosos, pero que hacen más sólido el puente -o el andamio-, que ya unía a madre e hijo:

«Ella aceptó, tan complacida como si la hubiera invitado a una recepción en palacio, cualquier palacio. Le pidió que le concediera unos minutos para ponerse un vestido que no desentonara con la ocasión. [...] Salieron a la calle, ella prendida orgullosamente del brazo filial. Tomaron un taxi y Javier decidió llevarla al Panorámico, en la cumbre del Palacio Municipal. Después de todo, era un palacio. El restaurante no estaba muy concurrido. El camarero los instaló en una mesa algo apartada, junto a los ventanales. Nieves disfrutó contemplando la ciudad desde aquel piso 19.» 1

Andamios narra la historia del periodista Javier Montes que, en 1995, vuelve al Uruguay para recuperar su espacio interior en un país que le arrebataron por la fuerza. Según Mario, es una especie de inmersión de los personajes de La borra del café, que saltaron de sus páginas para construir esos andamios. Y aunque no la reconoce como autobiográfica, sí admite en esta novela algunas pinceladas personales: «Yo también fui un exiliado y lo pasé muy mal. El exilio político es diferente del económico. La muerte, si es forzada, también es una forma de exilio». Publicada en Buenos Aires (1996), México (1997), Madrid y Montevideo (2009), Barcelona (2015), y traducida al italiano (2006), y al portugués (2017).

1- Andamios, pág. 223

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Mario

1994 - DESEXILIO

Según el propio Mario, Andamios «Es una novela de setenta y cinco capítulos, setenta y cinco andamios que son estructuras adicionales que se hacen cuando se está construyendo una casa. Después de doce años de dictadura, Uruguay ha entrado en la etapa de reconstrucción democrática, pero sin terminar, por lo tanto precisa andamios. Esta es la metáfora del título. Son los encuentros y desencuentros de un exiliado que vuelve a su país, un desexiliado, una palabra que yo inventé. Como pasa con cualquier exiliado, tiene encuentros felices, otros más desgraciados y desengaños.

La vuelta al país siempre es un cocktail de sensaciones.» Aunque muchos puedan pensar que Javier Montes, el protagonista, es un alter ego de Mario, él se encarga de aclarar que no: «Los dos somos desexiliados. La ficha biográfica de Javier no tiene mucho que ver conmigo. No es una novela autobiográfica, sino con gajos comunes que no son sólo de Javier y míos sino de casi todos los que volvieron al país. Las sorpresas, los cambios del estilo de la gente, las huellas que dejó la dictadura. Es un poco lo que hemos visto todos, no todos reaccionamos igual.» Los años del exilio obraron transformaciones tanto en Mario como en el país: «Uruguay no es el mismo que yo dejé, tampoco es el país que yo imaginé que iba a encontrar. Yo estaba muy bien informado de todo lo que pasaba en el país, pero no era el mismo que yo imaginé. Yo viví mi exilio en cuatro países de habla hispana, me adapté bastante bien. Uno aprende, pero de los gobiernos no se aprende, pero sí de la gente. En el exilio se da un fenómeno de ósmosis, uno da todo lo que puede para agradecer al país que lo acoge, pero también ese país le da a uno cosas.»

Cementerio Central
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