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Malvín

La mirada de Mario

Malvín

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Playa Malvín/Isla de las Gaviotas:

La playa de Malvín se extiende desde la Rambla República de Chile hasta Rambla O´Higgins. Es una de las playas más amplias de Montevideo y por eso es tan elegida por los montevideanos. Sus aguas son tranquilas y sus arenas finas, y desde allí puede avistarse la Isla de las Gaviotas, un pequeño islote a 300 metros de la costa. Esta isla es reserva ecológica de fauna y flora marina, con protección nacional, por lo que no se permite el acceso público, constituyendo un lugar excepcional para la nidificación y procreación de aves, y por ende, un atractivo para los fanáticos del avistamiento de aves. Dispone de un pequeño muelle para botes, pero de octubre a diciembre el desembarco está prohibido.

Plaza de los Olímpicos:

Allí donde confluyen las calles Colombes, Verdi, Ámsterdam y 9 de Junio se encuentra una plazoleta que constituye un punto de encuentro frecuente para los habitantes de Malvín y Buceo. Inaugurada en 1928, la Plaza de los Olímpicos es un homenaje a los equipos uruguayos de fútbol ganadores de los primeros campeonatos olímpicos: 1924 en Colombes (Francia) y 1928 en Ámsterdam (Holanda). La plaza fue remodelada en los últimos años con fondos del Presupuesto Participativo: se realizó el arreglo de su caminería interna y el arreglo de la vereda que rodea a este espacio público.

Plaza Eduardo Fabini:

Calles Velsen y Verdi. Otro de los espacios verdes de Malvín, muy mejorado en los últimos años luego de una temporada en que había caído en el abandono. Recientemente se colocaron juegos inclusivos y se acondicionó la caminería interna para una mejor circulación. Es un espacio recreativo libre que cuenta con hamacas accesibles con agarres con velcro, hamaca accesible para personas en silla de ruedas, calesita inclusiva y mangrullo con accesibilidad para niños en silla de ruedas, donde existen juegos de percusión y sonoros, así como dos tambores, un «teléfono» hecho de caños y un ta te ti con relieves.

Villa Yeruá:

Calle Rimac esquina rambla O`Higgins. Este remodelado chalet es el lugar donde el cantante Carlos Gardel venía a pasar sus veranos invitado por su amigo el entrenador de caballos argentino Francisco Maschió. Su fachada luce igual que en aquellos años donde Malvín era balneario, y su playa el fondo de los studs, donde los caballos descansaban y entrenaban. Fue inaugurada en 2017 como Museo del Tango y el Turf, gestionado por la Asociación de Propietarios de Caballos de Carrera. Abre al público de martes a sábados de 13 a 17 horas y ofrece decenas de recuerdos de aquellas épocas.

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CIUDAD EN QUE NO EXISTO

Ciudad en que no existo sería, parafraseando a Jorge Luis Borges, el poema que asegura la presencia emotiva de Mario en Montevideo, pues no está físicamente en ella. Sin decir su nombre en ningún verso, la reconoce, la describe y la recuerda a través de las imágenes de su gente, de sus calles y terrazas, de sus rejas y zaguanes, del mar-río que la baña. La recuerda en los amigos y compañeros asesinados que vivieron en ella y ya no están. Y la recuerda en la Plaza Matriz, refugio de los grises días oficina, y también en Malvín, en la casa de Velsen y Santiago de Anca, donde vivió casi treinta años.

«para cada uno la ciudad comienza
en un sitio cualquiera pero siempre distinto
mas aún hubo días en que la ciudad
para mí empezaba en la plaza matriz
y otros en velsen y santiago de anca» 1

En sus diálogos con Osvaldo Ferrari, Jorge Luis Borges dice que acaso la distancia puede actuar como inspiradora, y que tal vez

«el único modo de estar emotivamente en un lugar es no estar físicamente, ¿no?»2

Algo de esto parece ser lo que ocurre con Mario y Montevideo en el exilio, período durante el cual fue escrito La casa y el ladrillo. Un libro donde aflora la nostalgia por la ciudad toda, por sus calles y zaguanes, por el río omnipresente, por los amigos que están presos o muertos. La ciudad que le fue quitada, y que en esos días duerme bajo el cielo de una dictadura que la hace todavía más dolorosamente lejana. El cuerpo de Mario no está en Montevideo; su corazón sí. En La casa y el ladrillo, publicado en México en 1977, empiezan a aparecer los primeros versos de Mario marcados por el tema del exilio, que junto al desexilio son circunstancias que envolverán gran parte de sus textos de aquí en adelante. Este poemario es, para muchos, el más importante acerca del exilio.

1- Ciudad en que no existo, en La casa y el ladrillo, pág. 77
2- En diálogo II, Jorge Luis Borges/Osvaldo Ferrari, Buenos Aires, Siglo XXI Editores, 2005, pág. 245.

 

ANDAMIOS

Si río o mar, si mar o río... ese debate superficial acerca de cómo llamar al Río de la Plata, pero que en cierto modo ya es una tradición montevideana, también tiene lugar en Andamios. Javier Montes, que vuelve del exilio, siempre le dijo «mar», mientras que su amigo Fermín, nacido en un barrio con playa, curiosamente prefería decirle río:

«Para mí es mar y se acabó. Vos, nacido y criado en Malvín, ¿dijiste acaso o pensaste alguna vez que vivías frente al río? Siempre te oí decir que tus ventanas daban al mar.» 1

Andamios narra la historia del periodista Javier Montes que, en 1995, vuelve al Uruguay para recuperar su espacio interior en un país que le arrebataron por la fuerza. Según Mario, es una especie de inmersión de los personajes de La borra del café, que saltaron de sus páginas para construir esos andamios. Y aunque no la reconoce como autobiográfica, sí admite en esta novela algunas pinceladas personales: «Yo también fui un exiliado y lo pasé muy mal. El exilio político es diferente del económico. La muerte, si es forzada, también es una forma de exilio». Publicada en Buenos Aires (1996), México (1997), Madrid y Montevideo (2009), Barcelona (2015), y traducida al italiano (2006), y al portugués (2017).

1- Andamios, pág. 17

Descubrí a

Mario

1946 | 1972

Por lo general -tal vez residuo de la etapa «oficinesca» de su obra-, Mario es relacionado sólo a unas pocas zonas de Montevideo. Aunque sus personajes viven y se mueven por otros barrios, el Centro y la Ciudad Vieja son los más asociados a él. Malvín es un barrio que aparece poco en sus relatos, pero allí Mario vivió durante más de veintisiete años. Apenas se casaron, Luz y Mario fueron a vivir a un chalet de los padres de ella, ubicado en Velsen y Santiago de Anca, esquina citada en el poema «Ciudad en que no existo». Durante esos años Mario trabajaba en la Industrial Piria, plena Ciudad Vieja, por eso dice:

«hubo días en que la ciudad
para mí empezaba en la plaza matriz
y otros en velsen y santiago de anca». 1

Tal la lejanía entre el hogar y el trabajo, esa distancia eran minutos aprovechados:

«Venía en ómnibus desde Malvín, en el 142, en un viaje larguísimo, y era como un salón de lectura para mí.» 2

Entre esas idas y venidas a la Ciudad Vieja, en 1950 la selección uruguaya de fútbol y su Maracanazo dieron una gran alegría al país, de la que Mario participó:

«Yo estaba en Montevideo, vivía en Malvín. Me acuerdo que nos lanzamos a La Rambla en una bañadera con todos los jugadores. Fue un delirio que duró como dos días.» 3

Malvín fue también el barrio donde se conocieron Mario y Juan Carlos Onetti. Idea Vilariño, amiga de ambos, concretó el encuentro en el mítico bar Rodelú, sobre la rambla malvinense. Cuando faltaban tres años para cumplir los treinta en el barrio, Mario y Luz se mudaron al Centro, a un apartamento en la calle Convención, y allí vivieron hasta que él tuvo que marchar al exilio.

1- Ciudad en que no existo, La casa y el ladrillo, pág. 77
2- Entrevista de Mauricio Rosencof, ¡Que nunca falte!,
3- Entrevista de Diego Borinsky, El Gráfico, 1996

LOS BARRIOS
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