Descubrí Montevideo
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Descubrí

La Comercial

La mirada de Mario

La Comercial

Descubrí el lugar

Centro Cultural Miguelete - Espacio de Arte Contemporáneo:

Ubicado donde funcionaba la antigua Cárcel de Miguelete, el EAC es un lugar dedicado a la producción y exhibición de obras y proyectos de arte contemporáneo, a la reflexión sobre su contexto, y a la investigación. Como espacio de encuentro entre artistas, curadores y públicos muy diversos, fomenta instancias tanto formativas como de apropiación cultural por parte de la ciudadanía. Busca además la integración con instituciones afines dentro y fuera de fronteras, con las que propicia la formación de redes, coproducciones e intercambios.

http://www.eac.gub.uy/

Iglesia de San Pancracio:

La Iglesia del Inmaculado Corazón de María, popularmente conocida como San Pancracio  es una iglesia parroquial católica construida en 1919 por los hermanos claretianos. Además de estar dedicada al Corazón de María, también lo está a San Pancracio, patrón del trabajo y la salud. Por esta razón, esta iglesia se ha convertido en un destino de peregrinación, con multitud de personas que asisten el día 12 de cada mes -y en especial el 12 de mayo-, a realizar sus peticiones y ofrendas. Esos días la fisonomía del barrio cambia y se transforma en una animada feria donde se pueden encontrar de todo.

Descubrí la Obra

LA BORRA DEL CAFÉ

LAS MUDANZAS

«Las Mudanzas», primer capítulo de La borra del café, narra el curioso periplo por diversas casas de Claudio y su familia. Los recuerdos de Mario supusieron un material suficientemente rico para presentar, en este fragmento inicial, el escenario de la novela: Montevideo y algunos de sus barrios. Claudio -que nos hará conocer algunas experiencias de la vida del escritor-, nace en Justicia y Nueva Palmira. A partir de allí ya sabemos que esta es la historia de un montevideano más, que en sus primeros años de vida fue de una esquina a otra dentro del mismo barrio, a veces un poco más acá, otras un poco más allá. Si bien La Comercial aparece poco y nada en el resto de la obra de Mario, la cantidad de viviendas enumeradas en estos breves párrafos y el recuerdo preciso de algunos detalles de las mismas, revelan la importancia que la zona tuvo para él en estos años iniciales. A partir de aquí vendrán otros barrios, otras casas, siempre la misma y única Montevideo.

La borra del café es, en palabras del propio Mario, una de sus mejores novelas:  «Es la única que en algún sentido es autobiográfica. O que por lo menos lo es en el envase, pues el protagonista es totalmente inventado pero vive en los barrios donde yo viví. Capurro -uno de los más queridos-, Malvín, Punta Carretas.» Fue publicada en Montevideo (1992), Buenos Aires y México (1993), Madrid (1996) y Barcelona (2000), y traducida al alemán (1994), al checo (2000), y al portugués (1998).

Descubrí a

Mario

1928 - 1932

De las más de veinte casas en las que los Benedetti vivieron desde su llegada a Montevideo, unas cuantas estuvieron en el barrio de La Comercial. Después de salir de Colón hacia zonas más próximas al Centro, como en un curioso carrusel inmobiliario se fueron sucediendo las casas entre La Comercial y Punta Carretas, con la salvedad de una en Capurro.

No hay un inventario o cronograma detallado del recorrido por estas viviendas, por lo que no se puede establecer con precisión cuál fue el itinerario habitacional de los Benedetti. No obstante, la simple cita de estas casas -autobiográfica en la mayoría de los casos-, en algunos párrafos, hace que valga la pena referirlas.

En La borra del café -tal vez su obra más autobiográfica-, Mario recuerda su pasaje por algunas de aquellas viviendas nombrando las esquinas donde estaban, en una época en que la inestabilidad geográfica se le había hecho costumbre. Incluso el protagonista Claudio, nace en una casa de altos en Justicia y Nueva Palmira. A partir de allí, el desfile por otras moradas: Inca y Lima, Joaquín Requena y Miguelete, Hocquart y Juan Paullier, Nicaragua y Cufré, Constitución y Goes, Porongos y Pedernal... todas en La Comercial o muy cercanas.

La esperanzadora sensación de que cada lugar era el definitivo duraba muy poco. Tal vez esta incerteza generara algo de angustia en el Mario niño, aquel vaciar y volver a llenar cajas con sus cosas pensando en que en muy poco tiempo volvería a hacer lo mismo.

Pero lo cierto es que esos fueron también sus primeros vínculos con Montevideo, los contactos iniciales que le permitieron ir conociendo a una ciudad que, en aquella época, no tenía aún una diferencia tan marcada entre sus barrios.

En esos primeros contactos dormía el germen de la entrañable relación con la ciudad que amó y de la que acabaría reconociéndose hijo.

LOS BARRIOS
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