El martes 19 de febrero es crucial en el diario y el alma de Martín Santomé. Esas páginas sangran el hastío del oficinista, la misma foto cotidiana sujeta a horarios que se repite día tras día, donde reconoce a sus pares que van «de-casa-al-trabajo-y-del-trabajo-a-casa», otros empleados que se ahogan y no pueden vivir la otra ciudad que existe más allá de la rutina. Esa otra ciudad con miles de otras caras, más o menos agradables, más o menos rutinarias también, pero al fin y al cabo, diferentes.
«Pero está la otra ciudad, la de las frescas pitucas que salen a media tarde recién bañaditas, perfumadas, despreciativas, optimistas, chistosas; la de los hijos de mamá que se despiertan al mediodía y a las seis de la tarde llevan aún impecable el blanco cuello de tricolina importada, la de los viejos que toman el ómnibus hasta la Aduana y regresan luego sin bajarse, reduciendo su módica farra a la sola mirada reconfortante con que recorren la Ciudad Vieja de sus nostalgias; la de las madres jóvenes que nunca salen de noche y entran al cine, con cara de culpables, en la vuelta de las 15.30; la de las niñeras que denigran a sus patronas mientras las moscas se comen a los niños; la de los jubilados y pelmas varios, en fin, que creen ganarse el cielo dándoles migas a las palomas de la plaza. Ésos son mis desconocidos, por ahora al menos. Están instalados demasiado cómodamente en la vida, en tanto yo me pongo neurasténico frente a un almanaque con su febrero consagrado a Goya.» 3
La tregua fue publicada en 1960, lleva a esta altura más de doscientas ediciones y fue traducida a diecinueve idiomas. Junto con Poemas de la oficina y Montevideanos, significó un punto de inflexión en la carrera de Mario, proyectándolo a nivel internacional y marcando su consagración como escritor.
1 Guadalupe Carrillo: Mario Benedetti: Montevideo, una estética urbana. Cuadernos del CILHA Nº 7/8, 2005-2006, pág. 7
2 La tregua, pág. 13
3 Ibíd.
La tregua es, junto a Poemas de la oficina y a Montevideanos, una trilogía que marca varias pautas importantes en la vida y la carrera de Mario, pues a partir de ella confirma su cercanía al lector. Sus versos y su prosa son sencillos, de lenguaje directo y hablan de lo que le pasa en ese momento al ciudadano medio: «escribo para el lector que está aquí, poco menos que leyendo el texto por sobre mi hombro». También esa cercanía se transforma en éxito: los tres libros son de los más vendidos del autor, y a partir de ellos Mario comienza a ser un referente de la literatura uruguaya. Y por supuesto, los tres libros hablan un lenguaje que, más allá de la universalidad de los temas, es profundamente montevideano, y define -en parte-, la atmósfera de toda su obra:
¿qué tiene de especial esta ciudad que se ha convertido en el escenario casi único e inamovible de la obra de Mario? ¿De dónde surge esa identidad montevideana tan intensa, más aún en alguien que no nació en Montevideo?